Nuestros proyectos

Desde hace generaciones, la Fundación Patiño trabaja para construir una Bolivia más fuerte y más solidaria. A través de nuestros proyectos en educación, salud infantil, agroecología y cultura, transmitimos saberes valiosos, innovamos para enfrentar los desafíos actuales y generamos un impacto duradero en las comunidades locales. Juntas y juntos, llevamos adelante una misión de transmisión, renovación y excelencia.

Villa Albina

Villa Albina

En el corazón de la Hacienda Pairumani, la Villa Albina encarna una promesa de amor convertida en patrimonio cultural. Construida por Simón I. Patiño para su esposa, esta refinada residencia es hoy un museo vivo abierto a todos. Entre elegancia arquitectónica, memoria familiar y programación cultural, la villa ofrece una inmersión única en la historia boliviana y los valores fundacionales de la Fundación Patiño.

Una residencia nacida de una promesa de amor

Construida en Pairumani en 1917, la Villa Albina encarna la unión entre una historia íntima y un proyecto visionario. Situada a 16 kilómetros de Cochabamba, al pie de la cordillera del Tunari, esta casa fue encargada por Simón I. Patiño en homenaje a su esposa, Albina Rodríguez. El gesto nació de una promesa hecha bajo olivos centenarios, durante un sencillo picnic. Albina, cautivada por la belleza del lugar, soñaba con vivir allí. Simón cumplió su palabra: compró la finca y construyó una villa a la altura de su compromiso.

Una arquitectura encrucijada de estilos

Diseñada por el arquitecto francés José Turigas y luego modificada por Max Franz, la Villa Albina refleja el estilo ecléctico apreciado por las élites de principios del siglo XX. Combina elementos inspirados en la arquitectura historicista europea con referencias locales. El edificio se organiza en torno a un patio central cuadrado, bordeado por galerías luminosas. En el centro se alza una fuente de piedra que evoca la estética mediterránea. Todo fue construido con materiales nobles: mármoles, maderas preciosas, ornamentos importados de Europa…

Todo resalta la elegancia sobria de la casa. Aunque su apariencia remite a las grandes residencias europeas, la villa también está arraigada en el paisaje andino. Esta fusión cultural refleja la apertura de su autor y su deseo de dialogar entre el legado boliviano y las influencias internacionales.

Un lugar cargado de historia social

Alrededor de la Villa Albina, Simón I. Patiño desarrolló una verdadera ciudad agrícola modelo. La Hacienda Pairumani se convirtió en un proyecto estructurante para la región, que combinaba innovación, trabajo y servicios sociales. Se instaló una moderna granja lechera, viviendas para los empleados, una escuela para sus hijos y un puesto sanitario. Una represa de piedra y una laguna artificial, llamada San Francisco, permitieron abastecer de electricidad y agua de riego a todo el conjunto. Esta visión global hizo de Pairumani un lugar agrícola, residencial y socialmente avanzado.

Un museo vivo abierto a todos

Hoy, la Villa Albina está abierta al público con el nombre de Casa Museo Villa Albina. Ofrece una inmersión en el universo de la familia Patiño y en el estilo de vida de una época marcada por los cambios económicos y sociales del siglo XX. Los visitantes pueden descubrir habitaciones ricamente decoradas, espacios dedicados al ocio, objetos personales y mobiliario de época cuidadosamente conservado.

La villa también acoge exposiciones temporales que destacan aspectos variados de la cultura boliviana. Su apertura regular permite conjugar preservación patrimonial y difusión cultural, manteniendo el lugar vivo y accesible.

Un entorno paisajístico notable

Los jardines que rodean la villa, diseñados por el paisajista Prosper Remy, son también parte esencial de la experiencia. Ricos en especies vegetales locales e importadas, albergan estatuas, fuentes y senderos que invitan al paseo. Esta combinación entre naturaleza domesticada y biodiversidad refuerza la atmósfera serena del lugar. Refleja el cuidado por los detalles, la belleza y el equilibrio entre arquitectura y entorno.

Un espacio de cultura y educación

La Villa Albina no se limita a su papel de museo. También es un centro cultural activo. Ofrece talleres pedagógicos para las escuelas locales, eventos artísticos abiertos al público y acoge conferencias sobre la historia y la sociedad bolivianas. Además, sirve de espacio de investigación para estudiar las transformaciones económicas y sociales del país a través del ejemplo de la familia Patiño.

Una casa que une generaciones

Al atraer visitantes nacionales e internacionales, la Villa Albina contribuye a fortalecer el vínculo entre patrimonio y comunidad. Estimula la economía local, crea oportunidades de aprendizaje y pone en valor una historia colectiva a través de un lugar personal. Gestionada por la Fundación Simón I. Patiño, perpetúa el compromiso de transmisión, memoria e innovación que caracteriza la acción de la Fundación.

  • Villa Albina
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Cifras clave

  • 1917 – Inicio de la construcción de la Villa Albina

    1917

  • Miles de visitantes recibidos cada año en el museo y los jardines

    1000

  • 1.000 m² de superficie construida, en el corazón de una finca de varias hectáreas

    1000

Preservar una casa de memoria y transmisión

Al apoyar la Villa Albina, contribuyes a preservar un lugar emblemático del patrimonio boliviano. Cada donación permite mantener la casa, desarrollar actividades culturales y pedagógicas, y abrir más ampliamente este tesoro de memoria al público.

Testimonios

  • Leticia Cardona

    De la promesa del amor a un pilar para la cultura, Villa Albina encarna el legado Patiño y la esperanza de un futuro prometedor para el país.

    Leticia Cardona

    Responsable de la Casa Museo Villa Albina

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